Para que una persona tenga éxito en la vida, debe ser optimista. El optimista siempre ve a su vida de una manera positiva, espera el bien y el placer. Logra sus deseos con armonía psicológica y social, y es más brillante en su futuro y su entorno. Por lo tanto, esta vida positiva afecta directamente su salud psicológica y física, mientras que el pesimista espera el mal, la desesperación y el fracaso, y la vida se ve con una lente negativa que hace que su vida sea un infierno.
Freud, el padre del psicoanálisis, vio que el optimismo es la regla general de la vida. Sin optimismo no podemos luchar contra la vida. Freud consideró que la personalidad del niño durante su composición social, está determinada por su educación y sus padres y como sus padres lo vean. Si lo ven positivamente y lo aceptan, el niño será positivo, amará la vida, será optimista y viceversa. Eso significa que si los padres no aceptan al niño y lo miran negativamente, esto afectará su vida futura.
Optimismo desde la perspectiva de la psicología
Varios estudios han demostrado que un optimista es menos propenso a culparse a sí mismo, incluso si tiene un fracaso. Pero lo vemos valiente y obstinadamente luchando para enfrentar los problemas y no sucumbir al fracaso. Este es uno de los puntos de vista que explican cómo el optimismo afecta la personalidad, donde vemos al personaje optimista más exitoso que el pesimista y más feliz. Es lo que llamamos pensamiento positivo y su poder para dirigir el destino de lo humano hacia el éxito y lo positivo.
¿Cuál es la definición de pensamiento negativo y pensamiento positivo?
El pensamiento negativo es pesimismo al ver cosas y exagerar las actitudes y los problemas a los que estamos expuestos todos los días. Mientras que el pensamiento positivo es optimismo y mira todo de una manera que está llena de vida y esperando el bien.
Pero, ¿cómo podemos convertir nuestros comportamientos negativos en positivos?
– Manténgase alejado de las críticas y los desprecios de la familia o a familiares o amigos.
– Participación social positiva y capacitación en interacción social.
– La poca confianza en sí mismo tiene un papel destacado en los comportamientos negativos.
– No enfocarse en los defectos, pero concéntrese en los talentos y las capacidades.
– No moverse detrás de las influencias y las reacciones emocionales y sentimentales.
– Tranquilidad con otros.
– No mostrar públicamente las debilidades de los demás.
– Tome amigos positivos en sus ideas y perspectivas.
Salud y optimismo
El optimismo es de gran importancia para la vida humana, no solo psicológicamente, sino también en el nivel de salud a través de los siguientes puntos:
En el nivel de salud,
– El optimismo aumenta el sistema inmune del cuerpo y defiende al cuerpo de enfermedades que pueden matar al hombre.
– El optimismo reduce la ansiedad del ser humano, lo que lleva a la reducción de muchas de sus enfermedades psicológicas.
– Muchos estudios sobre la salud mental en humanos, confirmaron que el hombre optimista no sufre de dolores de cabeza y calambres en el cuello como una persona pesimista.
– El optimismo es una especie de relajación del trabajo cerebral: La energía de un cerebro optimista es mucho menos de la de un pesimista.
En el nivel psicológico,
– El optimismo le da a uno la capacidad de enfrentar situaciones difíciles y analizar estas dificultades de manera objetiva y tomar las decisiones correctas.
– El optimismo hace la persona más flexible en sus relaciones sociales y más capaz de adaptarse más rápido.
– El optimismo da una sensación de felicidad que afecta positivamente la salud del individuo.
– El optimismo ayuda a entablar nuevas relaciones con otras personas y, por lo general, la persona optimista lo atrae fácilmente hacia los individuos, mientras que alienan el pesimista.
El pesimismo también consuma la persona, exponiéndola a enfermedades cardíacas que pueden causar la muerte. Si bien el amor de las personas optimistas por la vida les ayuda a superar los problemas psicológicos y de salud, donde el tamaño del impacto del optimismo del paciente se muestra en la mejora de la enfermedad, independientemente de cualquier otro factor psicológico o social.