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SALUD: MUCHO MÁS QUE LA AUSENCIA DE ENFERMEDAD

Expertos piden a la OMS cambiar la definición de salud que hay desde 1948 y usar la autopercepción.

Setenta años después de formulada, muchos expertos empiezan a plantear la inconveniencia de la definición de salud de la organización mundial del ramo. En 1948, año de su fundación, la OMS promulgó que la salud es “un estado de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedades”.

El médico colombiano Alejandro Jadad, reconocido mundialmente como uno de los teóricos más relevantes en temas de educación y salud pública, manifiesta que ese significado es problemático porque “prácticamente nadie puede pretender tener completo bienestar físico, mental y social”.

En opinión de este doctorado de Oxford, solo por tener caries dental, usar gafas o sentirse cansada, preocupada, con hambre o inquieta, una persona deja de considerarse saludable en términos del organismo sanitario mundial.

En otras palabras, la definición de la entidad encargada de dirigir la salud internacional, dentro del sistema de las Naciones Unidas, condena a la mayoría de la gente a no ser saludable. Esto contrasta con los resultados de varios estudios. Para la muestra está la Encuesta Mundial de la Salud, coordinada por la propia OMS entre el 2002 y el 2004, que encontró que el 62 por ciento de la gente de 69 países califica su salud como buena o muy buena.

Sin embargo, esta cifra no tiene ningún significado en los ámbitos administrativos, políticos o sanitarios porque el mundo se acostumbró a hacer estadísticas sobre enfermedades y no a cuantificar el bienestar de la población, como advierte César Burgos, presidente de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas (ACSC).

Paradójicamente, este nivel de ‘salud positiva’ es mucho mayor que la prevalencia de cualquiera de las peores pandemias reportadas hasta la fecha, señala Jadad, jefe del Centre for Global e-Health Innovation, con sede en Canadá.

Por ejemplo, la peste negra fue responsable de 50 millones de muertes (11 por ciento de la población registrada en 1347); la gripa española arrasó con el 3 por ciento de la población de 1910, y la muerte de más del 90 por ciento de los pueblos indígenas de las Américas, es decir, 45 millones, por enfermedades infecciosas correspondió a menos del 10 por ciento de los habitantes que tenía el mundo en el siglo XV. Todos, impactos muy inferiores al 62 por ciento de personas saludables que encontró la Encuesta Mundial después de entrevistar a 272.000 personas mayores de 18 años.

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