La lactancia es una de las pocas prácticas beneficiosas para la salud más comunes en los países pobres que en los ricos. Uno de cada cinco niños de los que nace en un país industrializado nunca toma el pecho.
Dar de mamar es una de las formas más efectivas de proteger la salud de las madres y los niños, promover que crezcan sanos y se desarrollen bien. Sin embargo, en todo el mundo, cada año 7,6 millones de niños no se benefician del amamantamiento. Según un nuevo análisis de UNICEF, la mayoría de estos niños provienen de países ricos. Se estima que el 21 % de los bebés de los países de altos ingresos nunca han recibido leche materna. En los países de ingresos bajos y medios, la tasa es del 4 %.
Es mucho más probable que los bebés reciban leche materna, al menos una vez, en países como Bhután (99 %), Madagascar (99 %) y Perú (99 %) que en países como Irlanda (55 %), Estados Unidos (74 %) o España (77 %).
“Lo que ocurre es que a medida que los países se van industrializando, las mujeres se van incorporando al mercado de trabajo. Además, las familias son cada vez más pequeñas y no hay una red de apoyo a la mujer y a la familia. Algunas familias deciden no amamantar a sus niños”, explica Victor Aguayo, responsable del programa de nutrición de UNICEF.
En los países en desarrollo, las madres más pobres amamantan más tiempo a sus hijos que las más pudientes. “Las clases sociales con mayores rentas tienden a emular los hábitos de los países industrializados y vemos que hay madres que eligen no amamantar a sus hijos sobre todo entre los estratos más ricos”, dice Aguayo. En América Latina y el Caribe, las tasas de lactancia materna de los bebés a los 2 años en las familias más pobres es casi el doble que los de las familias más ricas.
Para los hogares de ingresos muy bajos, comprar leche artificial a menudo no es ni siquiera una opción, pero UNICEF cree que esto tiene más ventajas que inconvenientes, sobre todo en lugares donde el agua puede estar contaminada o no se pueden esterilizar bien los biberones y tetinas. “La leche materna está diseñada específicamente para cada niño, no hay dos leches maternas iguales. No solo es todo el alimento que el niño necesita, sino un líquido milagroso que protege al niño o la niña contra infecciones porque refuerza el sistema inmunológico. En medios en los que la infección y la contaminación son muy elevados, la protección de la lactancia materna es una maravilla tanto para el niño como para la madre”, explica Aguado.
Sin embargo, en los países industrializados son las mujeres con bajos recursos las que tienen menos posibilidades de dar el pecho. “No es que elijan no amamantar, sino que no disponen del apoyo ya sea en forma de legislación o en su lugar de trabajo”, señala el especialista de UNICEF.
Los expertos dicen que la inversión en lactancia, que ayuda a impedir la muerte súbita e incrementa el desarrollo físico y el coeficiente intelectual, podría salvar cientos de miles de vidas infantiles y aportar importantes beneficios económicos