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¿Por qué en algunas sociedades las mujeres sufren más violencia que en otras?

Según la antropóloga Peggy Reeves Sanday, de la U. de Pensilvania, que estudió el 18% de 156 sociedades consideradas como «propensas a la violación», el patrón común es un alto nivel violencia.

De acuerdo a cifras de Naciones Unidas, más de 600 millones de mujeres viven en países donde la violencia sexual no es un delito. E incluso, en países donde sí lo es, las cifras de violencia son altas y parejas. En los Estados Unidos, por poner un ejemplo, el 15% de las mujeres informan haber sido violadas en el transcurso de sus vidas.

Por otro lado, en todo el globo, el 30% de las mujeres ha experimentado violencia sexual en sus relaciones, que van del 16% en el este de Asia al 65% en el África subsahariana central. «La tasa promedio de homicidios por parte de parejas o familiares es relativamente estable en todo el mundo», sentencia la oficina de la ONU contra la Droga y el delito (UNODC). Lo que conlleva a pensar que la violencia contra la mujer es universal. Pero ¿por qué?

Una razón cuestionada: la evolución

Una controversial respuesta a esta pregunta fue propuesta en el libro A Natural History of Rape por el biólogo Randy Thornhill y el antropólogo Craig Palmer. Ellos argumentaron que la violación es una adaptación evolutiva que permite a los hombres transmitir más de sus genes. Como era de esperarse, la tesis causó indignación. Tim Birkhead en la Universidad de Sheffield, Reino Unido, la llamó «moralmente irresponsable».

Además, los hechos hablan en contra de ella. Si bien un estudio encontró que las mujeres tienen 2,5 veces más probabilidades de quedar embarazadas después de una violación que después de unas relaciones sexuales consensuales, incluso después del uso de anticonceptivos, la tesis no explica las violaciones a otros hombres o niños.

Una respuesta analizando los niveles de violencia

Otro intento de respuesta puede estar en la forma como se organizan las sociedades. Un análisis del informe mundial sobre violencia y salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) arroja que a violencia sexual no es más prevalente en sociedades donde los hombres superan en número a las mujeres, ni está asociada con actitudes más sexualmente liberales o reprimida en los hombres; sino a la violencia en general.

Según la antropóloga Peggy Reeves Sanday, de la Universidad de Pensilvania, que estudió el 18% de 156 sociedades consideradas como «propensas a la violación», el patrón común es un alto nivel violencia. Además de falta de crianza de los padres, ideologías que ensalzan la dureza masculina, el dominio y la competencia, y un bajo respeto por las mujeres, lo cual incluye tratarlas como propiedad y excluirlas de la vida pública, económica y política.

El respeto a la mujer no es una utopía

A pesar de todo, la creación de una sociedad que respete a la mujer no es una utopía. Un informe de la OMS concluye que la desigualdad de género es el núcleo de la violencia sexual. «El acoso sexual siempre tiene que ver con el poder», dice a New Scientist, Cynthia Enloe, que estudia el género y la guerra en la Universidad de Clark en Worcester, Massachusetts. «La única forma de eliminarlo es atacar la desigualdad». En su libro The Big Push argumenta que continuamos modernizando las ideas patriarcales en lugar de derrocarlas.

Para restablecer el equilibrio, la OMS pide que los padres participen más en la crianza de los hijos, que el activismo liderado por las mujeres evite etiquetar y excluir a los hombres y hacerlos parte del cambio, así como leyes más estrictas para reducir la desigualdad en educación, divorcio y derechos de propiedad, entre otros.

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