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LOGRAN HACER UN SEGUIMIENTO ANUAL DE PINGÜINOS EN LA ANTÁRTIDA

Se usaron cámaras automáticas para analizar su éxito reproductivo.

Investigadores de instituciones de varios países entre las que participa el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) han comprobado la eficacia del uso de cámaras de trampeo para estudiar, en aves que anidan en colonias, la variación de los tiempos (fenología) de los ciclos reproductivos de las aves. En el artículo, que publican en Methods in Ecology and Evolution, explican cómo han simultaneando el trabajo de campo tradicional con la obtención automatizada de imágenes en siete localidades y tres especies diferentes para demostrar que esta tecnología es fiable y puede aplicarse en el estudio del éxito reproductivo de estas aves.

El grupo de investigadores lleva varios años trabajando con cámaras fijas que toman una imagen cada 30 o 60 minutos durante todo el año. La cámara se coloca de tal manera que permite controlar una media de entre 20 y 30 nidos de una colonia. Poniendo tres cámaras en una colonia se obtienen datos de unos 100 nidos, suficiente para extrapolar los datos a toda la población.

“Gracias a este recurso podemos contar con datos fiables aunque el acceso al área de cría se complique para los grupos de trabajo”, explica Andrés Barbosa, investigador del MNCN. “Es la primera vez que este método se utiliza para estudiar la fenología de la reproducción y el número de crías que logra sacar adelante la colonia”, continúa.

Los diferentes grupos de trabajo logran datos a los que nunca antes habían tenido acceso en colonias de aves a las que es difícil acceder. “Con este método hemos podido comprobar cuándo llega el primer pingüino al lugar de anidación, cuándo se marchan o el número de pollos que logran sobrevivir.

Estos datos, además de proporcionar información de cómo afecta el cambio climático, nos permiten identificar el efecto de la pesca del krill sobre los pingüinos o si hay que tomar algún tipo de medida porque observamos signos de alerta”, explica Barbosa.

“Haber comprobado que el sistema es fiable abre un abanico muy grande de posibilidades, no solo para el estudio de las colonias de pingüinos, sino para otro tipo de aves coloniales de entornos remotos o cercanos”, concluye el investigador.

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