El consumo mundial de agua se multiplicó por seis durante el siglo pasado, lo que representa el doble de la tasa de crecimiento demográfico. Estrés hídrico y migración humana es un nuevo informe de la FAO que estudia cómo la falta de agua afecta a la migración y propone soluciones.
La escesez de este bien tan básico constituye un desafío para la humanidad, debido a las consecuencias del cambio climático, la contaminación o la carencia de capacidad e infraestructuras, entre otros.
En el VIII Foro Mundial del Agua, se ha presentado un documento elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la Alianza Mundial en favor del Agua y la Universidad Estatal de Oregón que ofrece más de cien estudios detallados, analizando sus resultados en términos de datos demográficos, temperaturas de la superficie y registros de precipitaciones.
En un mensaje en vídeo dirigido al Foro, el director general de la Organización, José Graziano da Silva, advirtió que dos tercios de la población mundial viven en condiciones de grave escasez de agua al menos una parte del año.
Ante esta situación, la migración es una respuesta frecuente y de la misma forma los movimientos de población tienen repercusiones en las comunidades de acogida y, en particular, en su disponibilidad de agua.
“Es esencial asegurarse de que la interacción entre la escasez de agua y la migración no se convierta en una de agravamiento mutuo”, aseguró Olcay Unver, director adjunto al frente de la División de Tierras y Aguas.