El 2017 fue el año más mortal para las fuerzas del mantenimiento de la paz de la ONU en 25 años, con 132 caídos. Y, sin embargo, no hay un símbolo mejor conocido de la ONU que un casco azul como ejemplo de solidaridad. Este viernes se conmemoró su servicio y sacrificio.
“Desafortunadamente la bandera de las Naciones Unidas ya no ofrece protección al personal de mantenimiento de la paz”, expresó el Secretario General este viernes en Nueva York, al tiempo que, con una corona y un minuto de silencio, rendía tributo a los cascos azules que pagaron el máximo precio por su servicio.
Desde que las operaciones de mantenimiento de la paz comenzaron hace 70 años, más de 3700 personas entre militares, policías y civiles en las misiones han perdido sus vidas, 132 de ellos tan solo en el año pasado, el más mortal para la ONU en 25 años.
“Pero el año pasado también demostró el valor de nuestras misiones. El cierre de dos de ellas, en Costa de Marfil y Liberia, es un hito en el camino hacia la paz y la estabilidad en una región que una vez estuvo sumida en el caos. Cuando se establecen las estrategias, los recursos y el apoyo político correctos, las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas salvan y mejoran la vida de millones de personas”, dijo Guterres.
El titular de la ONU recalcó que la Organización ya están tomando medidas para mejorar la seguridad de los cascos azules, y que el impacto se ha comenzado a ver en el terreno. También se está trabajando con los Estados Miembros para proveer mejores herramientas y entrenamiento para los hombres y mujeres cuya misión es proteger los civiles.
Guterres presentó la medalla de Dag Hammarskjöld a 128 cascos azules que fallecieron sirviendo bajo la bandera de la ONU.
“Algunas misiones de mantenimiento de la paz se llevaron una parte desproporcionada de las muertes. En Mali, perdimos 42; 33 en la República Democrática del Congo y 27 en la República Centroafricana”, explicó.