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«El secreto mejor guardado de la medicina: morir no es tan malo como se cree»

«En mi humilde opinión, morir no es tan malo como uno esperaría».

Así ve la muerte Kathryn Mannix, una médica británica pionera en cuidados paliativos, que ha dedicado su carrera a tratar pacientes con enfermedades incurables o en los últimos estadios de su vida.

Para la autora de «With the End in Mind: Dying, Death, and Wisdom in an Age of Denial» (Con la muerte en mente: morir, muerte y sabiduría en la era de la negación), la sociedad nos lleva a evitar hablar de este proceso e incluso a reemplazar la palabra muerte con eufemismos.

Esto, explica, hace que nos resulte mucho más difícil lidiar con la pérdida de un ser querido.

«Nosotros hemos dejado de hablar sobre la muerte.

Hemos dejado de usar la palabra morir (que en inglés dying) y usamos otras similares.

En vez de decir que alguien se está muriendo, decimos que está ‘seriamente enfermo’.

 

Y las familias no entienden que se acerca el momento de la muerte cuando se usan estas palabras.

Eso es un gran problema, porque cuando la familia está junto a la cama de alguien muy enfermo, que está por morir, no saben qué decirse entre ellos o a la persona que se está muriendo.

La persona que se está muriendo tampoco sabe qué decir, ni qué esperar, y puede que esté preguntándose si esta es su última respiración.

Esta es una escena marcada por la tristeza, la ansiedad y la desesperanza.

Y, en mi humilde opinión, esto no tiene por qué ser así.

Tan natural como nacer

Creo que hemos perdido la inmensa sabiduría humana para tomar la muerte de una forma normal.

Creo que es hora de volver a hablar de la muerte y de recuperar esa sabiduría.

¿Cómo sería morir normalmente?

Morir, así como nacer, es sencillamente un proceso.

Gradualmente, la gente se va cansando, agotando.

A medida que pasa el tiempo la gente va durmiendo más y está menos tiempo despierta.

La familia puede ir aprendiendo en qué momento deben darle (al enfermo) las medicinas y cuándo dejar pasar a las visitas.

A veces puede ocurrir que llegue una visita o que sea la hora de darle un medicamente (al enfermo) cuando está dormido.

Ahí es cuando podemos darnos cuenta de que algo ha cambiado.

 

Es un cambio pequeño pero muy significativo.

Y es que en vez de estar dormida, esta persona está -temporalmente- inconsciente.

No los podemos despertar y no les podemos dar su medicina. No les podemos decir que ha llegado una visita.

Luego, cuando ellos se despiertan, nos cuentan que han dormido muy bien.

Por eso sabemos que este estado de coma no es aterrador.

Solo que nosotros no notamos este momento de pérdida de conciencia en el momento en que ocurre.

 

FUENTE / EFE MUNDO

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