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EL RACISMO, UN OBSTÁCULO PARA EL DESARROLLO EN AMÉRICA LATINA

Debido a su exclusión y discriminación los afrodescendientes tienen casi tres veces más posibilidades de vivir en la pobreza, tienen menos acceso a la educación y al empleo y están poco representados en cargos de toma de decisiones.

Los afrodescendientes en América Latina tienen 2,5 más probabilidades de vivir en pobreza crónica que los blancos o mestizos, según un nuevo informe del Banco Mundial publicado esta semana.

Además de tener mayores tasas de pobreza, los afrodescendientes tienen menos años de escolarización, experimentan más desempleo y están poco representados en cargos de toma de decisiones, tanto públicos como privados.

El informe asegura que, aunque ha habido avances, aún queda mucho por hacer para eliminar las barreras estructurales que impiden su inclusión social y económica plena.

El Banco Mundial asegura que los afrodescendientes representan la mitad de quienes viven en la pobreza extrema en Brasil, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Uruguay, aunque solo son el 38% de la población conjunta de estos países.

“Afrontar las causas de la discriminación estructural es fundamental para combatir la injusticia y crear oportunidades para todos. Eliminar las condiciones que limitan la inclusión plena de los afrodescendientes promoverá una sociedad latinoamericana más justa, próspera e igualitaria”, asegura Jorge Familiar, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.

Un largo camino por recorrer

El informe recalca que. a pesar de estos desafíos. se han hecho grandes avances en los últimos años y que los afrodescendientes se han beneficiado de una amplia reducción en la tasa de pobreza regional. Por ejemplo, más del 50 por ciento de los hogares afrodescendientes salieron de la pobreza en Brasil y Uruguay, y más del 20 por ciento en Ecuador y Perú.

Los afrodescendientes también experimentaron un mayor acceso a la educación en Latinoamérica, aunque la brecha con la población blanca y mestiza aún persiste.

Además, la aparición de una clase política afrodescendiente y el crecimiento de sus organizaciones han empujado a varios países a incorporar cambios constitucionales respecto a la discriminación, derechos de propiedad y el reconocimiento étnico racial de su población. También se han puesto en marcha campañas y leyes en contra de la discriminación.

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