El clasismo, un fenómeno relevante en el mundo sindical entre fines de los años 60 y mediados de los 70 en la provincia de Córdova de Argentina, se ha transformado a un concepto asociado al prejuicio y discriminación de clases sociales, que sin duda, crea la distinción y hereda la lucha de clases sociales.
El prejuicio ha estado presente en diversos espacios de la sociedad trastocando la moral de personas según estatus, ocupación laboral, nivel académico, incluso por rasgos o apariencia física.
Cabe destacar, que la marca más evidente es la vulneración al derecho a la educación, salud, empleo por contar con abultados ingresos, ser de una familia prominente o no.
Sin embargo, la discriminación y separación de sociedad no se presenta con pancartas, sino de manera implícita y tácita.
El sociól¬o¬go francés Pierre Bour¬dieu en su libro La dis¬tin¬ción: Cri¬te¬rio y bases sociales del gus¬to, explica como el fenómeno de la distinción es un hecho de plena sociedad contemporánea en la que sigue prevaleciendo el establecimiento de mecanismos para diferenciar las masas.
De esta manera, la distinción de clases dominantes a clases populares está inmersa en la cultura de vida, como en uso de lenguaje, conocimiento de arte, moda, estudios, gastronomía, entre otros aspectos cotidianos.
Bour¬dieu, también comparte la filosofía de que la bur¬guesía como clase dom¬i¬nante es la mente maestra de crear estos arti¬fi¬cios que seg¬re¬gan a la sociedad de forma paulatina, pero profunda.
En países de Latinoamérica como Venezuela, Colombia y Chile, se presentan casos muy continuos de clasismo. De hecho Chile, es uno de los países con mayor desigualdad del mundo y conflictividad social, teniendo como consecuencia fuertes diferencias en la sociedad.
Por su parte, el sociólogo Manuel Antonio Garretón resalta que, «el sistema educativo y las ciudades son elementos reproductores del clasismo». Según este sociólogo, «el que nació en una determinada familia o en una zona apartada sabe que sus oportunidades para ser como quienes nacieron en un sector acomodado son muy bajas y, a la vez, éstos saben que tienen un privilegio que asumen como natural».
Se ha hecho imposible, acabar del todo con el clasismo y la discriminación en el siglo XXI, sin embargo millones de personas trabajan en contra de este fenómeno que solo busca perjudicar socialmente al mundo.