40 mil niños del Congo son explotados en un trabajo que podría causarles la muerte
Los infantes cavan hasta 200 metros de profundidad en las minas de cobalto o el coltán, un material imprescindibles para la fabricación de los teléfonos móviles.
La educación en la República Democrática del Congo, uno de los países más pobres del mundo, parece no ser una prioridad, pero la explotación infantil sí. Según cálculos de la UNICEF alrededor de 40 mil son expuestos a un trabajo que podría causarle la muerte.
Se trata de infantes que trabajan en las minas de cobalto o el coltán, un material imprescindibles para la fabricación de los teléfonos móviles.
En el Congo la explotación infantil es muy común, pues los niños deben aguantar condiciones incontrolables de calor, nubes de polvo rojo y baja luminosidad, para cavar túneles de 200 a 300 metros de profundidad, a cambio de una remuneración de 1 a 2 dólares al día.
Las condiciones de trabajo de estos niños son atroces, pues no cuentan con métodos de protección efectivos, que los colocan en riesgo de morir asfixiados por derrumbes u otro tipo de accidente dentro de estas minas; pero eso no es todo, la inhalación del polvo tóxico que surge de la trituración del mineral puede causar enfermedades pulmonares que son mortales.
Una encuesta de la ONU reveló que, entre septiembre de 2014 y diciembre 2015, más de 80 niños trabajadores fallecieron en accidentes en las minas de la antigua provincia de Katanga. Pero, esta cifra podría resultar corta, pues se estima un alto porcentaje de muertes que no son registradas, pues los cadáveres de centenares de niños quedan enterrados bajos los escombros.
TRABAJO PROHIBIDO
La explotación infantil es abiertamente condenada por las organizaciones mundiales. El artículo 32 de la Convención sobre los Derechos del Niño es claro al respecto: «Los Estados Partes reconocen el derecho del niño a estar protegido contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social».
Entre tanto, el artículo 3 del Convenio 182 de la Organización Internacional del Trabajo alude igualmente al trabajo que llevan a cabo estos niños en las minas y lo califica de «trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños».
LA NADA ALENTADORA
EDUCACIÓN EN EL CONGO
La educación no es un tema prioritario en la República Democrática del Congo, según cifras de algunas organizaciones internacionales, se estima que 3,5 millones de niños en edad escolar no asisten a la escuela y 5 millones de adolescentes están sin escolarizar.
Muchos niños huérfanos deben trabajar para sobrevivir y esa condición es aprovechada por empresas dedicadas a la extracción de minerales en las minas, lo que convierte a la explotación laboral de los infantes es una de las causas de la falta de escolarización en el Congo, pero la violencia que azota a la región también mantiene una cuota considerable, pues ha destruido los edificios escolares y los niños y niñas no tienen espacios seguros para aprender; también en el caso de las niñas y adolescentes, muchas son obligadas a casarse y a abandonar la escuela.