En Ucrania, Caperucita Roja ayuda a proteger a los niños de las armas explosivas
El gran Lobo feroz habla con los niños en la sesión de concientización sobre minas en la escuela #2 de Avdiivka, al este de Ucrania. Durante las sesiones se enseña a los niños a protegerse de las minas terrestres, las municiones sin detonar y los restos explosivos de guerras.
Caperucita Roja, el gran Lobo feroz y la Abuela se encuentran en el escenario del gimnasio de la escuela. Entre los niños se oyen risitas y murmullos y se observan expresiones de asombro. Hay alrededor de 40, y tienen entre seis y siete años. El público parece entretenido.
Al ver esto, se me vienen a la mente mis primeros años de escuela, cuando la bibliotecaria solía leernos a mí y a mis compañeros siempre la misma historia. No hablen con desconocidos. No se adentren solos en la oscuridad del bosque. Esas eran las importantes lecciones de Caperucita Roja, universales y atemporales.
Sin embargo, la interpretación de hoy es, de algún modo, diferente.
Estoy en la Escuela #2 de Avdiivka, al este de Ucrania. Avdiivka es una de las ciudades situadas a lo largo de la línea de enfrentamiento de Ucrania; en el conflicto actual, es la línea que divide las fuerzas controladas y no controladas por el gobierno y donde el conflicto es más grave.
Desde hace ya cuatro años hay un conflicto armado en la zona. Es una parte del país donde hay bombardeos diarios e indiscriminados. Aquí los vecindarios están plagados de municiones sin detonar y restos explosivos de guerra. El este de Ucrania, en el corazón de Europa, se ha convertido en uno de los lugares más contaminados de minas terrestres del planeta.
Niños escuchan en la sesión de concientización sobre minas en la escuela #2 de Avdiivka, al este de Ucrania. Durante las sesiones se enseña a los niños a protegerse de las minas terrestres, las municiones no detonadas y los restos de explosivos de guerras.
Con todo lo que está sucediendo en el mundo, no sabemos mucho acerca de la crisis de Ucrania. Sin embargo, los niños que aquí viven padecen sus efectos cada minuto de sus jóvenes vidas.
El Lobo se pasea por el escenario y coloca en el suelo unos objetos algo sospechosos. Quiere tender una trampa a Caperucita y a la Abuela. Afortunadamente, ellas cuentan con la sabiduría necesaria para no caer, una sabiduría que la Abuela comparte con los niños.
¿Qué deberían hacer si se encontraran en su vecindario una trampa aparentemente peligrosa? “Primero deben detenerse”, les dice. “Miren a la izquierda y a la derecha para asegurarse de que no hay más trampas. Después, dense la vuelta y regresen sobre sus propios pasos, porque no se sabe si podrían encontrarse con algo más”.
“Cuéntenselo a un adulto y pídanle que llame a los servicios de emergencia”, añade.
Cuando la Abuela habla, en la sala reina el silencio. Al final, el Lobo regresa y dice: “Encontré una mina y le di una patada como si fuera una pelota. ¿Eso está bien?”
Los niños se ríen y exclaman: “¡Noooo!”
Después de varias preguntas parecidas, termina la actuación. De camino a sus clases, los niños reciben un cómic que UNICEF y sus aliados distribuyen por ciudades como Avdiivka. Los personajes del cómic son superhéroes que enseñan a los niños a protegerse de las minas terrestres y de las municiones sin detonar.
“Los PowerPoints no funcionan con los niños”, me explica Olena Kryvova después de la actuación.